Estamos ante varias disyuntivas en etas épocas tan difíciles, entre ellas las de cómo pasar o palear la crisis, otra es qué otra cosa puedo hacer y otra más, esto es lo que hemos hecho toda la vida y no sabemos hacer más.
Sea lo primero decir que no es momento para desesperarse, siempre a lo largo de la humanidad, con algunas variaciones, hemos tenido momentos de crisis, estos momentos no difieren mucho de los momentos actuales, la experiencia nos muestra las acciones que se deben tomar, estas deben ser fruto del análisis juicioso. De hecho, algunos autores han tratado de significar que las crisis tienen la ambivalencia entre peligro y oportunidad, evocando su representación en los sinogramas chinos.
Más que amarrarnos a la predestinación, hablemos de actitud centrada en unos principios básicos para resolver la situación de cada caso, de cada día. Distinguiremos tres componentes de una actitud sana, siendo el primero concentrarse en la parte medio llena del vaso y no lo que le falta, la idea es que más podemos hacer con lo que tenemos, el segundo elemento es utilizar el conocimiento y ojalá a través de una persona experta, en este punto se debe minimizar el riesgo y maximizar la oportunidad y el tercer elemento es blindar la solución a partir de una construcción colectiva, compartir el encontrar la solución con una parte del equipo de trabajo obteniendo dos ventas, la primera una solución más sabia y otra una solución que arranca internalizada por parte del grupo de trabajo
Complementemos la actitud con aptitud, no tratemos de inventar la rueda, evaluemos cuál de las tantas herramientas desarrolladas por la humanidad es la que mejor se adapta a las competencias y situaciones en las que estamos.
Una vez identificada la herramienta que necesitamos, busquemos ayuda con los que saben, no sería un final feliz después de haber elaborado hasta acá y no tener el resultado esperado, porqué habríamos de poner en riesgo nuestros resultados, por que no intercambiar valores para crecer y ser exitosos.
A mayor parte de los consultores expertos dominan un conjunto de herramientas que le permitirán resolver según cada caso, es claro que cada solución es única y depende no solamente de la compañía, sino también de los criterios seleccionados para evaluar las alternativas y la aspiración del grupo declarador.
Finalmente, sea esta la ocasión para invocar que este proceso se haga con rigurosidad, que se analicen con detenimiento las distintas herramientas que puedan aportar a la solución, que se seleccionen las más adecuadas, que se involucren el mayor número de interesados de forma tal de obtener una solución colectiva.